Diseñado para niños comprendidos entre los 3 y 5 años (parece más apropiado para los segundos por la dificultad de algunos juegos ), el CD que nos ocupa toma como otros muchos un personaje del cine más reciente para adentrarse en el simulacro de jugar para aprender. La excusa, el leit motiv, es que Babe y sus amigos quieren montar un circo en su ciudad para así conseguir dinero para las obras de caridad locales. Con semejante asunto, se plantean siete actividades, superadas las cuales los chavales habrán conseguido el dinero necesario para su doble objetivo y podrán disfrutar del espectáculo circense. Claro que el sentido de éste y otros productos es que, a partir de propuestas más o menos atinadas, los más pequeños asimilen las habilidades básicas del preescolar. Plantar árboles, hacer desaparecer las pintadas de las paredes y sustituirlas por otras más artísticas, componer números de orquesta, ordenar una casa, etc, además de la utilidad social, permite adquirir otras prácticas más productivas: contar del uno a diez, reconocer colores y formas, distinguir entre igual y diferente, seguir las instrucciones de la voz que introduce y motiva los juegos, así como razonar y planificar de forma simple. La dificultad de los juegos varía, pero en casi todos ellos se requiere una cierta pericia en el manejo del ratón que quizá resulte complicada para las manos torpes de los más pequeños: cuestión de insistir. No obstante, la posibilidad de pintar con el ratón, no debería, en ningún caso, sustituir las pinturas y el papel. Es todavía un poco pronto para prevenirse de este y otros aprendizajes relacionados con los ordenadores. Es tan sencillo y queda tan limpio dibujar y pintar con estos medios ‑además se pueden imprimir los dibujos ‑ que cabe esperar que no sustituyan nunca los dibujos que los niños hacen con esa genialidad que tanto da que pensar.