A pesar de que estos dos CD tienen, una vez más, el juego como excusa que facilita el aprendizaje de tareas tan complejas como la racionalización de la lectura y la ortografía, lo cierto es que salvo porque los animalitos inherentes a estos productos son los que dirigen el cotarro, el juego está en la forma, pero el fondo es estrictamente práctico. En total son ocho ejercicios de dificultad ascendente que van desde el abecedario, hasta la lectura de un cuento completo. Cada uno de los ejercicios, como es lógico, tiene distintos niveles de dificultad y la ayuda de los dos maestros Pingüi y Polo, parece que imprescindibles, para aconsejar y animar a los alumnos. El manejo del ratón es imprescindible casi desde el primer juego y en su nivel más bajo, en tanto que para completar el abecedario es imprescindible arrastrarlo para colocar las letras en el orden preciso o para capturar o eliminar objetos en otros juegos.
Por lo descrito hasta ahora, puede pensarse que nos encontramos frente a un producto más de los muchos que hay en el mercado para estas edades. Ahora bien, en estos CD se da una importancia inusual a la participación de los padres en el proceso del aprendizaje. En un apartado dedicado a los adultos, se especifica con claridad los objetivos pedagógicos de este productos y los consejos a seguir para que su utilización no se deje en manos de los chicos a la espera de que se produzca el milagro. En este sentido, la introducción y las páginas dedicadas a los adultos, no esconden la dificultad que supone este reto ni tampoco soluciones para que el rendimiento que se pueda sacar a estos nuevos sistemas no sean una fuente de frustración para los no avisados. Seguramente esta es la parte más novedosa y necesaria de este producto.