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No se puede arrancar una flor sin que se estremezca una estrella
Cielo y agua 1, 1938, grabado en madera.
Utilizando diversos grados de blanco y negro, M. C. Escher elige peces y aves para dividir una superfície plana. Ambas formas se entrelazan y presentan un motivo doble: son peces y aves, pero llegan también a ser el cielo y el mar unos respecto a los otros en el límite entre nadar y volar. Queda sugerida la evolución de las especies como una forma de desarrollo y transformación. Sólo hay coexistencia en el \"eje de simetria\" horizontal.
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