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"Los docentes deben ser auténticos líderes en sala de aula"
09-09-2002. Entrevista con el educador Julio Cesar Lavaké.
El especialista opina que, hoy, padres y maestros están desorientados.
El especialista opina que, hoy, padres y maestros están desorientados.
- Dice, además, que perdieron claridad y entusiasmo en las funciones que deben cumplir.
- Y que la educación debe perseguir el desarrollo integral de los alumnos y no sólo lograr un buen nivel de instrucción.
"En el aula aún hay demasiada preocupación por cumplir con objetivos y programas de estudio. Pero se percibe poca dedicación del docente al acompañamiento que requiere cada alumno en su proceso de aprendizaje", sostiene el psicólogo, educador y pedagogo Julio César Labaké.
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Con una visión holística de lo que implica educar -"es, sobre todo, aprender para la vida", dice-, Labaké escribió su último libro, titulado "Pedagogía de la personalidad" (Santillana), que acaba de editar. El pedagogo es un convencido de que, desde el aula, se debe buscar un desarrollo integral de la persona, que incluya su proyecto de vida, sus emociones y valores más hondos, y no sólo que persiga un buen nivel de instrucción.
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El libro pretende servir de orientador para padres y docentes. La idea es que ayuden a sus hijos y alumnos a buscar sentido en su vida, pensar el tipo de personas que quieren ser y el tipo de actividad a la cual quieren dedicarse. "Educar para que el chico tenga un conocimiento profundo de la vida, para que logre un desarrollo sano de su personalidad, sin que el docente pierda la función de enseñante", explicó Labaké, en diálogo con LA NACION.
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-¿Por qué escribió este libro?
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-Hace una década, cuando me desempeñaba como director nacional de Educación Superior en el ministerio y estuve a cargo de la formación docente, empecé a notar lo que ahora confirmo: que los planes de capacitación ponen el acento en los contenidos; en el procedimiento de cómo enseñar, pero no en las actitudes del docente. No se los forma para ser auténticos líderes educativo.
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-¿Qué puede hacer el docente?
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-En este libro incorporo un concepto nuevo, el del docente como mediador, que interviene para que el niño pase de ser un chico a ser adulto. Debe aclarar situaciones para que el estudiante pueda diferenciar, por ejemplo, entre sus deseos y la realidad de concreción; debe ayudarlo a acercar las dimensiones de lo que él es hoy y lo que debe y puede llegar a ser. Y, por supuesto, ganarse la confianza y autoridad por su prestigio.
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-En concreto, ¿qué funciones debe cumplir el docente en la clase?
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-Creo que su función de docente mediador implica tres conceptos: primero, ser un buen acompañante. Así puede promover la autoestima del alumno y estimularlo a que se sumerja con confianza en el proceso del conocimiento. Aclaro que cuando hablo de estimular esa confianza incluyo la integración con los demás. La idea es buscar nuestro lugar en medio de la convivencia. Un peligro de la posmodernidad es que, a veces, nos alienta a vernos como muy importantes y a menospreciar al otro.
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-¿Cuáles son los otros dos conceptos?
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-El docente debe ser un buen promotor, para que el alumno aprenda contenidos y metodologías para encontrarse con la verdad. Finalmente, constituirse él como garante de lo que dice; es decir, que su discurso sea coherente con sus actos.
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-¿Respetan hoy los docentes esos tres conceptos?
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-No, falta camino por recorrer. Creo que padres y docentes están desorientados. Perdieron claridad y entusiasmo en las funciones que deben cumplir, en los límites que deben establecer para que el chico madure. También, en las motivaciones conscientes -para estudiar, trabajar- que se deben estimular en el otro para que alcance metas en su vida.
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-Usted habla de la importancia de que los jóvenes alcancen un conocimiento profundo de sí mismos y de la vida. ¿Es posible lograrlo en una sociedad vertiginosa, competitiva, que mide sólo resultados?
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-Es un enorme desafío. La premisa sería ser yo mismo en el medio que me rodea, porque sólo a partir de quien soy puedo transformar la cultura, si no ella me transforma a mí. La escuela y el hogar lo pueden estimular, generando espacios y tiempos de silencio. No me refiero al silencio físico, sino a la capacidad de sentarse a dialogar, de generar un espacio de reflexión, de dejar de lado el afán constante de contraargumentar. Desarrollar la capacidad de escuchar lo que dice el otro y así poder reconocer qué hay de verdad en su posición. Luego, buscar los puntos de encuentro en las distintas maneras de pensar. Esta es una forma de hacer silencio, que permite encontrarse con uno mismo y con los demás.
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-¿Se respetan estos espacios?
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-No se los tiene muy en cuenta. Por el afán de cumplir con los programas del Ministerio de Educación, muchas veces perdemos el tiempo personal, ese que reclama la persona para madurar. Y, sin embargo, los propios alumnos piden estos espacios de reflexión y de puesta en común de lo aprendido. En las evaluaciones ellos destacan estos momentos como valiosos.
Perfil
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Multifacético: doctor en Psicología Social, Julio César Labaké fue docente y rector. Ocupó cargos en el Ministerio de Educación y, actualmente, se desempeña como psicólogo, conferencista y escritor de temas educativos.
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Libros: Labaké afirma que necesita estar solo para escribir y que un libro nace cuando percibe la necesidad interna de decir lo que piensa y siente en ese momento. "No escribo por encargo", sostiene. Algunas de sus publicaciones son: "Adolescencia y personalidad"; "El hombre, la libertad y los valores"; "Coraje y alegría de vivir", "El sentido y los valores", entre otros.
autora. LANUSSE, Agustina.
fuente: La Nación line, sección Cultura.
fecha: 9 de septiembre de 2002.
URL: http://www.lanacion.com.ar/02/09/09/dq_429842.asp