“La creatividad corresponde a la condición de estar vivos”
(D. W. Winnicott)
El hábito de la lectura tiene que llegar a ser un ida y vuelta de palabras sin estación final.
Los invito a recordar nuestros primeros cuentos infantiles. Aquellos que llegaban a nosotros a través de la voz de mamá, papá o de los abuelos antes de dormirnos. Palabras que volaban del papel, viajaban colmadas de afecto y penetraban a nuestros cuerpos dándonos calorcito para dormir. Y esas palabras que nos regalaba el autor a través de un ser querido, despertaban en nosotros otras nuevas. Así creábamos cuentos para deleitar a un juguete o a algún amigo real o imaginario. ¿Por qué? ¿Para qué?. Porque sí. Para disfrutar.
Participar en un taller es animarse a vivir la aventura de reencontrarse con el niño creativo que un día fuimos. Es permitirse que las palabras del texto penetren en la piel. Es poder escuchar la poesía que nos habita. Es la valentía de reconocerla y la generosidad de dejarla volar al papel. Es gozar con el mientras tanto sin pensar en los resultados.
Leer creativamente es vivir en libertad. La libertad implica responsabilidad con uno mismo, sólo así respetaremos la libertad de los demás. De ninguna manera podremos escuchar la voz de los otros sin haber escuchado nuestra propia voz interior. Desde la libertad podemos crear con alegría. De la mano del niño que fuimos podemos volver a mirar dentro y fuera de nosotros mismos con capacidad de asombro.
Leer creativamente es escuchar al otro, en tanto “tú” único e irrepetible. Es así como en un taller el libro se va multiplicando en nuevos textos. Cada uno con su estilo nuevo y diferente del de los demás. Es por ello que en ese ámbito gozamos escuchándonos y escuchando al otro con respeto.
El libro vuelve a ser entonces el mejor amigo. Aquel que acude a nosotros cada vez que deseamos abrir sus páginas. Es la mejor de las películas porque despierta en nosotros innumerables imágenes, sonidos y colores que habitan en nuestra interioridad.
El libro nos regala palabras y nos invita a regalar las nuestras en un papel. Jugando, disfrutando como cuando éramos chicos sentiremos la alegría de leer y escribir creativamente en un ambiente cálido y divertido, donde el coordinador no es el “profesor” sino un integrante más, todos gozando en la aventura de la creación.
(c) Ana María Cabrera
sobre la autora:
Ana María Cabrera, escritora argentina
Master en Literatura (University Of California. Los Angeles. U.C.L.A.)
Tallerista de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad y del Plan Nacional de Lectura de la Secretaría de Cultura de la Nación. Docente de lecto-escritura y literatura. (nivel medio, terciario y universitario) Coordinó Talleres en la Feria Internacional del Libro Autor al Lector, en La Feria del libro infantil-juvenil, entre otras. Autora de las novelas: “Felicitas Guerrero”(1998), “Cristián Demaría”(2000) y “Regina y Marcelo, un duetto de amor”(2001).