Es sabido que algunos escritores cambian frecuentemente de opinión en sus gustos literarios, en la forma que adoptan sus creaciones, en sus opiniones. Y eso es porque el artista, si es que lo es, es un ser flexible. También es el caso de Jorge Luis Borges, el más influyente de los escritores argentinos del siglo XX.
Apuntes sobre literatura
policial – Segunda parte
Borges y la literatura
policial
(Buenos Aires) Araceli
Otamendi
Es sabido que algunos
escritores cambian frecuentemente de opinión en sus gustos literarios, en la
forma que adoptan sus creaciones, en sus opiniones. Y eso es porque el artista,
si es que lo es, es un ser flexible. También es el caso de Jorge Luis Borges, el
más influyente de los escritores argentinos del siglo XX.
En un reportaje que le
hicieron a Jorge Luis Borges publicado en el libro “Asesinos de papel” de Jorge Lafforgue y Jorge
B. Rivera, le preguntaron a qué se debía que el escritor hubiera realizado
algunas declaraciones en los últimos años – por ejemplo las que le hizo a
Richard Burgin en 1967 y las efectuadas a María Esther Gilio – donde había
pasado desde la admiración por el género policial hasta inclusive a repudiarlo.
Las declaraciones de Borges
según este “interrogatorio” iban desde afirmar que los primeros títulos de El séptimo círculo “hicieron mucho bien”, que
exaltaron el valor de la trama y por otro lado, el autor argentino confesaba
que “ya no toleraría una novela policial”.
Borges responde a este
“interrogatorio” diciendo que “Frente a una literatura
caótica, la novela policial me atraía porque era un modo de defender el orden,
de buscar formas clásicas, de valorizar la forma. Para cualquier persona que
esté encandilada por el género policial, todo lo otro le resulta más bien
informe. Luego descubro que ese rigor y esa coherencia pueden reducirse a un
pequeño grupo de artificios; comienzo a sentir que Stevenson tiene razón cuando
dice que la novela policial deja la impresión de algo ingenioso pero sin vida.
Y entonces me doy cuenta que los autores que más me atraen no son estrictamente
policiales: “Wilkie Collins – amigo de Dickens y quizá el primero que usó el
procedimiento de que una historia fuera contada por las personas de la fábula –
sobresale por la descripción de caracteres; Zangwill – que escribió The Big Bow
Mystery hacia 1890, la primera novela con un crimen cometido en un cuarto
cerrado- tiene un valor ante todo psicológico; entre los contemporáneos, Eden
Phillpotts escribe obras donde el misterio suele ser transparente…”.
Borges
escribió junto a Adolfo Bioy Casares cuentos, muchos de ellos se publicaron y
otros no, según contesta el escritor en el mismo reportaje. Los cuentos fueron
firmados con distintos seudónimos: Bustos Domecq, Suárez Lynch. Bustos por un
antepasado cordobés de Borges por la línea paterna; Lynch por un antepasado
irlandés de Bioy; Suárez por el bisabuelo de Borges y Domecq, que procede del
sur de Francia por un bisabuelo de Bioy.
Al
escribir, dice Borges, quisimos hacerlo
en serio, pero luego nos dejamos llevar por el gusto de la parodia.
En
el interrogatorio, le preguntan a Borges por qué cree que el caso de Borges,
esa inclinación a lo paródico no es un caso aislado en el género policial que
se escribe en laArgentina y Borges
responde: “Creo que el autor argentino
suele desdeñar lo que está haciendo”.
Le
preguntan a Borges, entonces, si es también su caso y Borges responde:
“En el 55 perdí la vista.
Desde entonces me he dedicado a otras cosas. A estudiar lenguas, al anglosajón
y, últimamente, al escandinavo. Ahora ya no me interesa la literatura
policial…”.
En
el mismo reportaje, Borges destaca a Manuel Peyrou como autor de cuentos
policiales, ya que los mejores cuentos de Peyrou tienen influencia de
Chesterton.
Chesterton
era un autor que Borges destacaba siempre. En cuanto a los cuentos de éste, el
autor argentino dice: “Creo que Chesterton
procuró hacerlos deliberadamente falsos. No creo que las narraciones policiales
puedan ser realistas. Es un género ingenioso y artificial. Los crímenes, en la
realidad se descubren de otra forma: no por razonamientos inteligentes sino por
delaciones, errores, azar…”.