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No aprendió a leer ni a escribir, pero a los 13 años escuchó en el jardín de la casa de sus padres las voces de San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita. Las voces que la conducirían al martirio pues jamás dudó de ellas, y aún entre las llamas de la hoguera que la consumió a sus 19 años, Juana de Arco proclamaría hasta su muerte la convicción de su mandato. Siempre se supo: el juicio que la condenó por bruja y hereje, se trató de un proceso donde todos sus derechos fueron violados, basados en argumentos endebles.
Cuatrocientos setenta y siete años después, ese mismo fuego impune, carbonizaría a las 129 obreras textiles de la ciudad de Nueva York que fueron perversamente encerradas en su lugar de trabajo al declararse en huelga para reclamar una jornada laboral de 10 horas, y otras reinvidicaciones: mejores condiciones de trabajo, salarios dignos, derecho al voto. Aunque sus voces, su lucha, sus muertes, elevó aquél 8 de marzo de 1.908 en el Día Internacional de la Mujer.
Mirémoslas. Aquí están. Nacieron casi a la par del hombre y de la costilla del hombre para compartir el mundo de igual manera y medida; siempre han tenido un papel protagónico en la vida humana, más allá de las luchas de predominio y oposiciones. Y mientras Adán fue egoísta, como egoístas son los hombres, Lilit prefirió la libertad ante que el sometimiento de la que era víctima; y mientras Adán continuó egoísta, Eva, la eterna Eva, traía en su sangre algo que se confunde con la mujer misma, como algo innato: el cariño. Ese gesto de compartir el fruto prohibido no era pecado, sino amor, compartir con el otro aquello que la hace feliz y la deleita.
La libertad y el cariño, dos herencias de sangre que aún perduran en nuestras mujeres tras largos siglos de sometimientos, silenciadas y marginadas, humilladas y maltratadas, malheridas en sus principios, víctimas ocultas casi siempre.
Sí, es verdad. Han conquistado el voto, ocupado espacios de poder, la mujer actual puede pensar y actuar en la sociedad, acceder al saber, ser partícipe de los hechos decisivos, y los del día a día. Todo ello en la comodidad y elegancia que les legara Cocó Chanel.
Invoquémoslas, para hacer historia y festejar su lucha, continuándola: Sor Juana Inés de la Cruz, Flora Tristán, Alicia Moreau de Justo, Frida Kalho, Victoria Ocampo y Alfonsina Storni, Evita, Violeta Parra y Vicki Walsh, Rosario Castellanos y Martha Traba, las Sandinistas en Nicaragua, y hoy, en Colombia y las Zapatistas en México. Y más allá de nuestras fronteras latinoamericanas, tres mujeres que viene bien nombrarlas: Madre Teresa de Calcuta, Aung San Suu Kyi y Hannah Arendt: la solidaridad, la lucha y el saber.
Y ya que vivimos en el denominado Siglo de las Mujeres, conviene hacer una profunda reflexión acerca de su situación actual: Es cierto que hoy tienen derecho al voto, pero… ¿cuánto dura una jornada laboral?; ¿cómo son las condiciones de trabajo?; ¿y el salario digno?; ¿qué recursos poseen las mujeres golpeadas?; ¿qué futuro tienen las mujeres que deben mantener sus hogares?; ¿qué derechos amparan a las mujeres del sur de África que deben caminar tres metros detrás del hombre?; a la larga, ¿no se ha equivocado el feminismo?.
Claro, son preguntas elegidas al azar. Pero no se de desesperar, las mujeres se han cobrado aplastante revancha sobre sus colegas; aunque aún quedan muchos campos en los que avanzar, campos verdaderamente importantes.
Tal vez por eso me duela las actuales preocupaciones de muchas: el ser eternamente flacas y jóvenes a toda costa y a todo precio, sometidas a la apariencia que establece el modelo y el mercado… ¡de los hombres!
¡Qué lástima!. Tantos ejemplos, tantas mujeres que nos han dejado sus vidas, sus enseñanzas, sus victorias de luchas por lo que creían de corazón. Ellas sí que la tenían clara. Sabían que los derechos femeninos eran realmente transformadores si benefician a toda una sociedad; y que alcanzar su cumplimiento pleno, es un verdadero compromiso que no se puede dejar de lado, porque sabían también que es éste un mundo de explotados y explotadores, dominados y dominadores, y por ello injusto.
¡Ay, qué diría Alicia Moreau de Justo!. Quiero creer que su audacia a los 20 años de cruzar la cordillera de los Andes a lomo de mula para asistir a un congreso feminista en Santiago de Chile, a principios del siglo pasado, no fue en vano. Como tampoco la lucha y la idea de Rosario Castellanos que legó una nueva manera de ser mujer, otro modo ser.
No, no es la solución tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy ni apurar el arsénico de Madame Bovary ni aguardar en los páramos de Ávila la visita del ángel con venablo antes de liarse el manto a la cabeza y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando las vigas de la celda de castigo como lo hizo Sor Juana. No es la solución escribir, mientras llegan las visitas, en la sala de estar de la familia Austen ni encerrarse en el ático de alguna residencia de la Nueva Inglaterra y soñar, con la Biblia de los Dickinson, debajo de una almohada de soltera.
Debe haber otro modo que no se llame Safo ni Mesalina ni María Egipciaca ni Magdalena ni Clemencia Isaura.
Otro modo de ser humano y libre.
Otro modo de ser.
La única y la incomparable: La ciencia de ser mujer.
(c) Ramón Alfredo Blanco
blancoramonalfredo@yahoo.com.ar
Sobre el autor: Nació el 4 de febrero de 1986 en Paso de los Libres, provincia de Corrientes. Reside desde hace algunos años en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, donde ha desarrollado una temprana y promisoria labor literaria. Es el socio más joven del país de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores). Ha ganado premios y menciones en el ámbito nacional e internacional. Sus trabajos han sido publicados en antologías del país y del exterior, distribuidas en Europa y América Latina; en diarios como "Clarín" de Buenos Aires, y "La Calle" de Concepción del Uruguay, en varias ocasiones. Invitado por la Universidad Nacional de Entre Ríos al ciclo "Encuentro con la palabra", dedicado a destacados escritores de la provincia, en Julio de 2002. Participó de la Semana de las Artes en Septiembre del mismo año, invitado por el Foro Cultural y la Dirección de Cultura Municipal de Concepción del Uruguay. Ex director del diario "Nuestra Generación".
En julio de 2.003 fue uno de los Invitados Especiales al sentido homenaje que le tributara el pueblo y el municipio de Larroque (E. Ríos), al cumplirse el primer año del fallecimiento de la escritora María Esther de Miguel.
Colaborador de la Revista cultural- digital Archivos del sur.
Integra el Comité Organizador de la 6ta. Feria del Libro y la Cultura del MERCOSUR. |
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