Diversos documentos en los que se abordan asuntos relacionados con la formación de profesores coinciden fácilmente en la afirmación de que ésta habrá de ser una formación con carácter permanente. Los argumentos en que se sustenta dicha afirmación aparecen también de manera reiterada: una sociedad en constante transformación; la necesidad de desarrollar la capacidad para enfrentarse a una sociedad cambiante; la importancia de desarrollar competencias para el ejercicio de una profesión que tiene lugar en múltiples escenarios, cada uno con sus peculiaridades y necesidades; el ritmo acelerado con el que se genera conocimiento científico y tecnológico; la imposibilidad de que los procesos de formación inicial para una profesión agoten todo lo que es necesario aprender para un ejercicio actualizado de la misma, así como la necesidad de generar prácticas educativas de mejor nivel de calidad, entre otros.
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