Se puede argumentar en general que si se pretenden lograr en los programas de educación a distancia, aprendizajes significativos en los estudiantes, habrá preocupación en su diseño, implementaron y evaluación de que sean de mayor calidad.
Hoy existe una extensa proliferación y producción de programas de Educación a Distancia, incluyendo TICs o en propuestas híbridas. Pero decimos que es extensa y no intensa, lo que supone ser reflexiva o de análisis evaluativo profundo de sus intentos. Ello nos remite a conocerlas más de cerca, más aun cuando nos preguntan acerca de las mismas o deseamos interactuar con ellas. Por lo tanto es necesario establecer criterios – que operarán a modo de filtros- si se trata de arribar a propuestas educativas confiables y de calidad.
Lo primero es identificar a las entidades ofertantes como siendo competentes y como organizaciones socialmente reconocidas o de trayectoria en el área si es que se persigue evaluar la calidad de su esfuerzo para dar mayor seguridad en su operatividad formativa a los usuarios. La pena es que hoy aún no existen muchos medios que lo posibiliten para superar el primitivo estadio de administración de instrumentos cuantitativos o descripciones de opiniones – a veces viciadas- de los usuarios para arribar muchas veces a la elaboración de un ranking aplicado a tales programas o universidades a distancia.
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