En cierto sentido, todas las aulas (de matemáticas) pueden interpretarse como comunidades de práctica; es decir, como lugares donde los distintos participantes han aprendido/están aprendiendo a tener intereses comunes y a implicarse en tareas que han de facilitar la consecución de tales intereses. Pero cada aula (de matemáticas) difiere en el tipo de intereses comunes que los distintos participantes aprenden y que se espera que acepten como propios.
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