En el artículo se reflexiona sobre la oportunidad de cultivar la metodología del análisis de errores en España en razón de las necesidades derivadas de tres situaciones concretas: la enseñanza del español como lengua extranjera, la enseñanza del español como lengua materna y la enseñanza de las dos lenguas oficiales en las comunidades autónomas bilingües. Asimismo, se pasa revista a las clasificaciones de errores lingüísticos con las que se ha trabajado en el ámbito del español, en concreto la de Graciela Vázquez (1991), la de Isabel Santos Gargallo (1993) y la de Sonsoles Fernández (1997), las más representativas, pues, que se han aplicado a esta lengua. En un último punto, que puede considerarse como un a modo de conclusión, se plantea la conveniencia de elaborar clasificaciones de errores lingüísticos desde los fundamentos que proporciona la lingüística teórica.
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