A pesar de que el «aprender a aprender» es, tras la reforma, uno de los pilares de nuestro sistema educativo y de las numerosas publicaciones y programas que existen en el mercado, la enseñanza de estrategias, habilidades, procedimientos, métodos o técnicas que favorezcan la autonomía de aprendizaje del alumnado continúa despertando un buen número de recelos y prevenciones. En algunos casos, esa desconfianza está sobradamente justificada; la profusión de programas y materiales de origen y fundamentación teórica dudosa, o poco respetuosos con los contenidos propios del currículum escolar y con la cultura de cada centro, ha deteriorado la imagen de estos productos y ha puesto en tela de juicio la utilidad real de estas propuestas
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