¿Tenemos las bases suficientes para poder afirmar que el considerable aumento en el número de alumnos inscritos, en los sistemas educativos de la región latinoamericana, ha contribuido a reducir la desigualdad? ¿Podemos sostener que el aumento de la escolaridad está relacionado con la reducción de la pobreza? ¿Por el hecho de recibir instrucción académica formal tenemos la oportunidad de vivir mejor? Un sinnúmero de estudios e investigaciones han demostrado que la educación es una de las variables que tiene mayor influencia sobre el progreso individual y social. Se cuenta ya con un buen cúmulo de material bibliográfico que permite sostener la idea de que, aparte de los tradicionales factores de producción (tierra, trabajo y capital), el conocimiento formal tiene un impacto considerable en el crecimiento económico y en el avance social de las naciones. No obstante, hacen falta más estudios e investigaciones que muestren cómo se desempeña, en términos de bienestar, un país respecto a otro, cuando ambos registran incrementos de escolaridad similares.
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