Hablar del valor del sonido en un mundo en que la imagen se impone con nuevas y
prometedoras formas, alabar las facultades de lo sonoro para la educación, la persua -
sión, la socialización, en fin, de niños y jóvenes puede resultar, según el autor de este
trabajo, un tanto arriesgado. Vivimos en el mundo de las imágenes y éstas dan sentido
a la comprensión del mundo que nos rodea: desde los objetos de consumo (alimen -
tación, golosinas, juguetes o ropa) hasta la representación –parcial e interesada– de la
realidad, pero tenemos que recuperar también el valor de lo sonoro, de la radio.
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