La cultura de la sociedad informacional presenta un particular modo de concepción de las variables esenciales de la vida humana: el espacio y el tiempo (Castells, M. 1999) Esta manera de comprender la dimensión espacio-temporal invita a una relectura de las concepciones augenianas de espacio antropológico y no-lugar y su influencia en las relaciones interpersonales
La vida cotidiana es un espacio de construcción de la subjetividad y la identidad social (Castro, G. 1997) Dicha construcción está condicionada al modo en que se manifiesten aspectos que provienen del entorno social y las características propiamente personales.
En Argentina, desde 1995 en adelante, la incorporación de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en los ámbitos laboral y personal permitió observar el comportamiento de las personas frente a las nuevas tecnologías, como así también la influencia de las comunicaciones mediadas por computadoras (CMC) en la subjetividad y la identidad social.
Junto a la redefinición de la dimensión espacio-temporal, la sociedad informacional, desde la mirada psicosocial, coloca a la confianza como un elemento central en la percepción interpersonal. ¿Quién es el otro que se asoma tras la pantalla? ¿Cuál será su verdadera identidad? ¿Es preciso poner en juego mi identidad? La confianza en la capacidad de los sistemas expertos, como señalara oportunamente Giddens (1995), supera lo afectivo y lleva a reconocer en el otro la posesión de una formación cognoscitiva particular para el desarrollo de determinadas actividades como así también a no percibir como aversivas las herramientas tecnológicas incorporadas en la vida diaria.
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