El autor, ante los enormes avances científicos y técnicos, que abren la posibilidad
incluso de modificar la propia evolución del ser humano, reflexiona sobre la urgente
necesidad de plantear una enseñanza no tanto basada en la impartición de saberes como
en la de capacitar para la adaptación al futuro y, sobre todo, para saber enfrentarse a todo
tipo de manipulaciones. Corremos el peligro de ser transformados casi en robots, faltos
de lo más específicamente humano: la intimidad y la libertad.
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