Nadie parece poner en tela de juicio que la publicidad intenta en todos los casos la venta de aquello que publicita mediante los mensajes, normalmente pagados, que crea a tal fin. Esta venta se consigue cuando se logra mover la voluntad de un colectivo hacia lo que el mensaje ofrece. Hoy en día, la publicidad explícita se dirige tanto a la venta de productos como a la de valores, normas de conducta o pautas de acción social.
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