Se ha constatado estadísticamente que nuestros hijos e hijas dedican demasiadas horas a ver la televisión y que, a menudo, desde muy pequeños, lo hacen a solas. Poco se sabe, sin embargo, sobre la atención y el grado de implicación que invierten en esta actividad.
Es probable que al crecer se adapten a las costumbres que imperan en la mayoría de las familias: pensemos, por ejemplo, en la cantidad de niños y niñas que almuerzan con el televisor encendido, o en la multitud de jóvenes que la utilizan como ruido de fondo mientras están estudiando...
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