El interesado en consultar una de las más conocidas enciclopedias mundiales, en breve, no necesitará ningún espacio para almacenarla. Hoy necesitaría el pequeño lugar requerido por los trece gramos de un disco compacto y su caja de plástico; hace cinco años necesitaba casi un metro cúbico de espacio para ese fin. En los dos últimos casos, el usuario era propietario y se veía obligado, para la adquisición, a desembolsar una suma de cierta consideración.
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