La tecnología se está convirtiendo en nuestros días en una ilusión, y esta transformación se está produciendo en dos diferentes niveles: por un lado, por su capacidad creadora de conceptos, imágenes y representaciones sugeridas por la imaginación o por el engaño de los sentidos, sin apoyatura en una auténtica realidad. En este sentido, la virtualidad crea nuevos espacios conceptuales para los sentidos en los que realidad e ilusión adquieren nuevos significados.
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