Existen dos procedimientos de abordar el delicado campo de la futurología: extrapolar hacia el futuro más o menos inmediato las tendencias observables de la realidad circundante, sin que quepa imaginarse más invenciones tecnológicas que las que actualmente se encuentran en fase de investigación en los laboratorios científicos; o bien lanzarse al vacío de la especulación creativa hasta donde la imaginación sea capaz.
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