Basta acercarse a los medios informativos con ánimo científico para averiguar enseguida que reflexionan muy poco y conocen muy mal su propio comportamiento. Obligados a reaccionar ante estímulos informativos, que se suceden vertiginosamente, son víctimas de la inmediatez y pocas veces reparan en la trayectoria que están describiendo. Para conocerla basta seguir la sencilla prescripción de ciertos pasatiempos: “únase la línea de puntos y sale el elefante”. Pero en muchos medios no tienen el pequeño cuidado de unir la línea de puntos para ver qué imagen están dando en sus propias páginas, en sus propios espacios rodados o televisados, de determinados asuntos. En particular, apenas se ha estudiado el tratamiento informativo que los medios europeos reservan a Iberoamérica.
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