Las disparidades entre las regiones de la Comunidad Europea son notables, tanto en términos de renta per cápita y productividad, como en el nivel de empleo. Ello repercute inevitablemente en la competitividad. Sin embargo, otros factores, como infraestructuras, personal cualificado y facilidades de crédito para invertir diferencian unas regiones de otras en la actualidad.
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