Cataluña es tierra de paso. Su geografía permite a la perfección los desplazamientos a través de sus montañas, es y llanuras, de lado de los Pirineos, entre mar y montañas, de Levante a Poniente, de las regiones septentrionales a las meridionales. Culturalmente es una entidad diferenciada, con un alto grado de permeabilidad que la caracteriza y define. Artísticamente, destaca por una persistente vocación de universalidad basada en ingeniosos dispositivos de intercambio. El arte moderno catalán puede acotarse, por ejemplo, a través de las aportaciones de los artistas que primero viajaron a Roma, después a París y luego a Nueva York y han hecho posible su presencia entre los círculos de influencia creativa.
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