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Es en mi trabajo diario en el aula cuando me doy cuenta de que cada vez es más necesario que la escuela se acerque a la realidad. Por ello, cuando el pasado curso escolar llegó la primavera, fui consciente de cómo crecía la inquietud por conocer el euro, la nueva moneda. Esa inquietud llegaba también a mi clase, de segundo de primaria. Claro está que yo también hice todo lo posible por potenciar esta situación planteando dudas a los niños y haciendo que estos estuvieran muy atentos a la información que podían recabar.
Llevaba un tiempo pensando cómo introducir el euro en clase y me propuse acabar el trimestre utilizándolo como herramienta de trabajo en el aula en todas las áreas posibles y, sobre todo, en el área de matemáticas.
Mi estrategia fue la creación de un supermercado en la clase.
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