Nunca responden a mis preguntas. No recuerdo que nunca lo hayan hecho. Ya he perdido la cuenta de los años que llevo aquí encerrado y aún no sé por qué lo estoy.
Es desesperante cuando hablas y no te oyen, cuando gritas y sus ojos pasan por encima de ti con total indiferencia, como si no existieras. Pero existo, sé que existo, yo existo aunque se empeñen en hacerme creer que no, aunque intenten que piense que no existo, aunque quieran volverme loco, loco de remate de tanto pensar lo mismo entre estas cuatro paredes
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