La ficción contemporánea aporta nuevos modelos en muchos aspectos del comportamiento social; la construcción de nuestra imagen del mundo se realiza cada vez más a través de los medios que nos proporcionan concepciones de valores/disvalores que hacemos propios y vivencias de un mundo mediatizado. Nuestra visión del mundo se compone de innumerables imágenes almacenadas y también actualizadas como ideas. La ficción fomenta actitudes y creencias determinadas, que se transmiten por medio de la eficacia simbólica del mensaje de los medios de comunicación de masas, tanto en su lenguaje verbal, como el visual y el paralingüístico. Estos modelos se presentan en su versión positiva (los héroes: seres imitables, con una conducta ejemplar) y en su versión negativa (los anti-héroes, el niño, adolescente o adulto que entra en conflicto con los valores universales). De uno u otro modo, pueden constituirse en referencias generales de nuestros modos de vivir en sociedad. Los ejemplos de vida que nos transmiten los medios de comunicación sirven también para organizar las diferentes visiones del mundo social
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