A quien sea fanático absoluto y consumado de esta agrupación, le viene bien el recordatorio. Mas eso sólo significa, para fines de esta colaboración, un pretexto para sumergir las orejas en uno de los muchos lagos que los supranorteamericanos han sabido llenar: ya de rock a lo Led Zeppelin, ya de aventuras progresivas, o de rock duro (maduro) que parece aún tener de qué presumir. ¿Presumir? Sí, por ejemplo, ante los jóvenes que beben -muy respetable su gusto- en vaso de plástico los aguados y saltarines efluvios de Korn, o que apuran sus caballitos tequileros, plenos de esa mezcolanza pseudoteatral y dizque contestataria llamada Marilyn Manson
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