No existen dudas que las nuevas tecnologías han provocado a lo largo de este siglo una alteración en todos las ordenes de la vida Societal. Ha impactado todas las formas de organización y relaciones humanas y las estructuras simbólicas que las han soportado.
El desarrollo de las fuerzas productivas que ha implicado el hecho tecnológico y la rapidez con la que ha permitido globalizar el mundo, trastocó y continua cambiando las relaciones económicas y laborales. Pero no es nuestro propósito referirnos a éste ámbito de las relaciones productivas el cual no es nuestra especialidad y que por lo demás ha sido trabajado con gran agudeza por distintos autores y recientemente abordado de una manera pedagógicamente admirable por Manuel Castell en el Vol. I de su obra titulada La Era de la Información, (Castell, 1997). Nuestro propósito es reflexionar sobre otros aspectos relativos al impacto de las nuevas tecnologías en la política y en las formas de racionalidad y estructuras de sentido que emergen con la revolución tecnológica que estamos viviendo.
|