Frente a la fragmentación de los mercados, de la comercialización y explotación de su industria audiovisual, Europa tiene posibilidad de desempeñar un papel destacado en las grandes audiencias internacionales. A condición de desarrollar una política coordinada, con acciones estratégicas y objetivos claros.
El año 94 pasará a la pequeña historia de la industria audiovisual europea por la fuerte promoción de la misma en los medios de comunicación y por la reflexión pública a la que ha sido sometida toda la filosoña sobre este tema. Del modo más resumido posible, debido a las limitaciones de espacio, voy a reflejar en este trabajo un resumen de mis puntos de vista sobre un tema en el que he tenido la oportunidad de colaborar con otros colegas europeos en la Célula de Reflexión creada al efecto.
La producción cinematográfica europea es escasamente rentable, muy dependiente de las ayudas públicas y en su mayor parte inadecuada para captar audiencias mayoritarias fuera de sus países de origen y menos aún entre los públicos juveniles e infantiles. Su debilidad queda patente a la hora de competir con la producción de origen extraeuropeo, fundamentalmente norteamericana, que por el contrario es extraordinariamente rentable, y especialmente diseñada para captar grandes audiencias
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