Uno de los retos e Europa, Y España como parte integrante de ella tienen a corto plazo en el audiovisual es el de modernizar sus estructuras industriales sin vaciarlas de contenido cultural, de forma que la producción se rentabilice y las ayudas a fondo perdido pasen a ser un recuerdo de épocas anteriores conocidas y recordadas sin nostalgia.
El Libro Blanco sobre crecimiento, competitividad y empleo de la Unión Europea prospecciona las posibilidades, reales, del audiovisual europeo que debe emerger en el plazo de una década.
Las negociaciones de la Ronda Uruguay del GATT han servido para despertar en la conciencia europea la necesidad de afrontar el problema de la precaria existencia del audiovisual europeo comparado con el norteamericano. Con una cuota en Europa del cine norteamericano superior al 80 por ciento y con un control de la distribución por compañías norteamericanas oligopolístico, se imponen una serie de medidas que permitan reactivar la producción y evitar la distorsión en el mercado distributivo para recuperar cuotas de pantalla para la producción europea.
La creación de entes de distribución paneuropeos que puedan ofrecer a nivel transnacional las producciones y coproducciones realizadas en los distintos países que componen Europa es fundamental para poder mantener una mínima competencia con las redes de distribución norteamericanas ya fuertemente asentadas, y para poder conseguir que los productos europeos penetren de forma más acentuada en nuestros propios mercados
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