La sociología de la pantalla deberá tener en cuenta los cambios tecnológicos y sociales, la pantalla como objeto material pero también social y simbólico. Partiendo del tiempo y del espacio familiar, estaría asentada en la fenomenología del entorno doméstico.
La televisión está cambiando. Hubo un tiempo en el que fue «el trasto del rincón», un objeto de madera y vidrio, plástico y alambre, que al pulsar un botón o con un rápido movimiento del interruptor hacia aparecer escenas, voces y sonidos que le llegaban a través del éter. Ahora, y pronto para la mayoría de las sociedades industrializadas, se está convirtiendo en el centro del entretenimiento doméstico y de los sistemas de información; elegante, en un negro mate, plana y con la misma forma que las pantallas del cine, nos transmite datos y diversión a través de numerosos satélites, cablevisión y canales de vídeo; una tecnología doméstica omnipresente que se enlaza, social y técnicamente, con el ordenador y con el teléfono.
Nuestras preocupaciones cotidianas y académicas en torno a la televisión están también cambiando. En cierta ocasión, la televisión, como todos los nuevos medios, fue juzgada como un fenómeno positivo (por ejemplo, la preocupación de lord Reith en torno a que la BBC debía «informar, educar y entretener») y una amenaza. Fue esta última la que inspiró las primeras investigaciones que se centraron en el poder de los medios para influenciar, y en la vulnerabilidad de la audiencia para ser persuadida. Por supuesto, ésta es todavía la preocupación fundamental, ya que la nueva proyección de la tecnología televisiva ‑a través del vídeo («la vídeo antipatía») y a través del satélite (pornografía y la pérdida de la identidad nacional)‑ trae consigo un breve ataque de histerismo colectivo, un pánico moral que la propia televisión comunica a las diversas naciones y a los públicos. Pero al mismo tiempo, la voz académica e institucional habla de mercados globales y de la «aldea global»; por lo tanto, internacionalmente se reconoce que la elección es del consumidor y de una audiencia activa y perspicaz.
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