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Este duodécimo congreso mundial de Sociología es el primero que se celebra bajo el síndrome del fracaso del marxismo, cuya absoluta derrota política no puede dejar de tener inevitables repercusiones en la teoría sociológica, al ser Marx el primer inspirador del paradigma metodológico que reconoce el concepto de relaciones sociales como objeto central de estudio. Simbólicamente, la primera sesión del primer simposio se titula «Emergencia y desafío de los modelos de elección racional en el estudio de la conducta». Pues es aquí, en efecto, donde parece detectarse la presencia del eterno enemigo: el individualismo metodológico. A este respecto, hay que reconocer que la teoría sociológica se ha revelado incapaz, durante los últimos 30 años (1967 fue el último año de buena cosecha, con aportaciones resonantes de Parsons, Watzlawick, Buckley o Berger y Luckmann), de descubrir nada nuevo. Y mientras tanto, a partir de la escuela de Chicago (Gary Becker, fundamentalmente, y su enfoque económico del comportamiento humano) ha tenido lugar la revolución neoclásica, cuyos análisis microeconómicos han extendido sus modelos utilitaristas hasta invadir y colonizar, con imperialismo metodológico, los campos antes reservados en exclusiva a la aplicación de los modelos sociológicos: desde los sistemas políticos (public choice) y los movimientos sociales (movilización de recursos) hasta la nupcialidad, la fecundidad o la participación laboral (nueva economía doméstica y capital humano) pasando por la acción colectiva y la interacción estratégica (teorías de juegos, dilema del gorrón y dilema del prisionero). Cabe, pues, alarmarse: la rendición de la teoría sociológica, ante el avance de su enemigo el individualismo metodológico, parece más grave que la del socialismo ante el liberalismo.
Ahora bien, la cosa venía ya de lejos. Al fin y al cabo, la ofensiva actual de la microeconomía neoclásica es directamente heredera del clásico paradigma de la economía política inspirada por el racionalismo individualista británico: Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill son inconcebibles sin John Locke y David Hume. Pues bien, es contra este paradigma metodológico contra el que se institucionalizó explícitamente la teoría sociológica a partir de sus tres padres fundadores: Marx, Dürkheim y Weber. No sólo la sociología surge ideológicamente como reacción romántica contra los efectos sociales modernizadores de la revolución capitalista e industrial, sino que su argumentación metodológica pretende probar que las formas sociales del comportamiento humano no pueden ser reducidas al cálculo racional con que los individuos persiguen su propio interés. Así pues, este fin de siglo que vivimos parece sometido al mismo tipo de debate intelectual que animó el fin de siglo pasado
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