La acelerada expansión del vídeo doméstico en España ha convulsionado el mercado audiovisual entero. A falta de una política estatal, el vídeo está catalizando la dominación transnacional sobre el audiovisual español.
A pesar de la enorme influencia social, cultural y hasta económica que ha supuesto la implantación del vídeo doméstico en la España de los años ochenta, muy pocos analistas se han dedicado a estudiar las nuevas relaciones de competencia ‑y consiguientes conflictos‑ que se han producido en el mercado audiovisual de ficción tras la aparición de este fenómeno. La mayoría de investigadores se han ocupado fundamentalmente de las peculiaridades intrínsecas de este medio electrónico en el aspecto de la producción ‑didácticas, artísticas, publicitarias o industriales, entre las más significativas‑ y su regulación jurídica ‑sobre todo la «piratería»‑, pero pocos se han preocupado hasta ahora por hacer estudios sobre el vídeo doméstico contemplados desde una perspectiva económica y sociológica.
Por tanto, este trabajo se centrará en el análisis, desde una perspectiva socioeconómica, de este fenómeno, que, como los medios de comunicación anteriores ‑no se trata de una nueva industria, como bien ha señalado Zallo (1988)‑, no ha nacido autónomamente del sistema comunicativo ni por supuesto al margen del sistema social que lo ha generado. Antes bien, lo que ha ocurrido hasta ahora es que ha tenido una gran dependencia, tanto en el plano de los soportes como en el de los contenidos, de otros medios e industrias culturales afines, en especial la televisión y el cine.
Con respecto a la televisión, la dependencia es más bien mutua. El vídeo nació como un estricto soporte tecnológico que permitía a las emisoras televisivas poder grabar cualquier tipo de programa o suceso para emitirlo con posterioridad a través de las ondas herzianas ‑o del cable y del satélite, más tarde‑ al conjunto de su propia audiencia o bien a otras en diferentes lugares o países. Esta función original del vídeo ha devenido cada día más importante para la industria televisiva. Sin embargo, la realización videográfica propiamente dicha ha podido tener también un desarrollo autónomo del medio televisivo, pues no todo aquello que pueda ser producido y registrado en vídeo debe necesariamente ser emitido como mensaje televisivo.
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