El desmoronamiento de antiguas certezas sobre las distancias entre arte culto y cultura masiva, sobre la verticalidad de las relaciones comunicativas y la conexión de lo popular con lo nacional, obliga a una colaboración interdisciplinaria.
La comunicación de masas no es un campo de trabajo exclusivo de los comunicólogos. Los agentes típicos del mundo culto ‑las universidades, los museos de arte, buena parte de la literatura‑ también hoy incluyen fenómenos de masas. Con el arte popular sucede algo semejante: las artesanías distribuidas extensamente en los grandes centros urbanos, las fiestas tradicionales que atraen a multitudes de turistas o son transmitidas por TV. Estos hechos son bien conocidos. Pero es más reciente la transformación de las disciplinas dedicadas a lo culto y lo popular, anteriores a los estudios comunicacionales (la historia del arte, el folclore, la antropología), que reformulan sus objetos y métodos de investigación para conocer los nuevos procesos.
Nos interesa analizar de qué modo el desarrollo “comunicológico” de estas disciplinas tradicionales está replanteando sus modos de conocer y obliga a revisar ciertos lugares comunes del saber construido en torno de los medios. Señalaremos la especificidad de ese proceso en América Latina, pero sabiendo que se trata de un movimiento que caracteriza a los estudios transdisciplinarios en general a fin de siglo. Dicho de otro modo: damos importancia a los espacios de intersección porque hoy no puede entenderse lo que ocurre en los estudios comunicacionales leyendo sólo lo que escriben los especialistas en comunicación de masas.
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