En la mayoría de los países europeos el desempleo continúa aumentando y, asimismo, existe una “explosión” en el campo de la radiodifusión, tanto en el de la radio como en el de la televisión.
¿Cuál es la relación existente entre la radiodifusión y el desempleo? ¿Es que los desempleados, y no por su culpa, tienen más tiempo para ver y escuchar? ¿En qué forma han respondido a la oportunidad de poder servir a esta “cautiva” audiencia los que se ocupan de la radiodifusión, que son quienes tienen en sus manos los medios más poderosos que el hombre conoce para comunicarse con las masas?
A finales de 1987, John Morley, jefe del departamento de Empleo y Política de Mercado Laboral (DG V) de la Comisión Europea, decidió emprender un proyecto destinado a estudiar diferentes vías, mediante las cuales la radiodifusión pudieran ayudar a crear políticas de empleo. Obsérvese que el énfasis está dado en el empleo, más que en el desempleo.
La Comisión le encargó el proyecto al Instituto Europeo para los Medios, sito en Manchester, Reino Unido, y durante 1988, como director del proyecto, tuve la posibilidad de llevar a cabo una investigación en Europa y en Norteamérica. Nos encontramos con que casi todas las tecnologías para la radiodifusión, desde el teletexto hasta el satélite, se utilizan para ayudar a los desempleados de una u otra manera.
En algunos países europeos, el cable está al alcance de un elevado porcentaje de familias y, debido a su propia naturaleza, es muy corriente verlo en zonas con una gran densidad, en cuanto al número de sus habitantes, y que, frecuentemente, son aquellas en las que el desempleo es mayor. En Francia, MINITEL puede proporcionar la información que las empresas de la radiodifusión necesitan, si es que éstas se proponen ayudar a las personas desempleadas de su zona. En Holanda, tanto el cable como el teléfono están siendo utilizados para crear un sistema interactivo, no sólo con objeto de producir un caudal de información local disponible “con sólo tocar un botón”, sino también para crear un sentir comunitario en la zona donde haya fracasado una tradicional industria de primer orden.
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