La breve historia y protagonismo de la Oficina Intergubernamental de la Informática proporciona lecciones expresivas sobre las fuerzas sociales y tecnológicas, los actores económicos y políticos que pugnan en torno a la información internacional.
La transformación de algunos de los países industrializados más avanzados en sofisticadas sociedades usuarias de la información constituye un proceso complejo, confuso, a veces contradictorio y que dista mucho de haber tocado fin. Es de esperar que la reorganización de las economías de mercado avanzadas de los Estados Unidos, Japón y la Europa Occidental tenga importantes repercusiones sobre el escenario mundial que afecten, en particular, a los países en vías de desarrollo del Tercer Mundo, que constituyen la periferia fundamental del sistema empresarial mundial.
Dentro de ese proceso asume especial relevancia la Oficina Intergubernamental de la Informática (OII). La reestructuración de las actividades centrales de la economía mundial, por su propia naturaleza, ensombrece las actividades y los intereses nacionales, creando así las condiciones en las que debe establecerse una diversidad de mecanismos institucionales destinados a responder a las nuevas exigencias y a garantizar la estabilidad general del sistema. La aparición de la OII representa un prisma peculiar a través del cual puede realizarse el análisis de las fuerzas sociales y tecnológicas, de los actores económicos y de los protagonistas políticos que conforman el papel de una organización internacional dentro de la nueva economía política mundial.
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