Las grandes mutaciones que están teniendo lugar en las sociedades, tanto capitalistas como del socialismo real, han llevado en los últimos años al anuncio de una supuesta quiebra de los grandes sistemas de pensamiento.
Ciertamente el replanteamiento vertical de los grandes preguntas sobre el ser, la historia o el conocimiento humano, han dejado paso en el momento actual de la Ciencia a la expansión horizontal del conocimiento, a la apertura de horizontes inexplorados, a la emergencia de nuevas áreas de conocimiento y disciplinas. Y es bueno que así sea, para evitar la redundancia, el talmudismo y la obviedad y, ¡por qué no!, para permitir también la prueba de resistencia, de capacidad de respuesta y evolución de las grandes matrices científicas, conceptuales y metodológicas ante los retos del presente.
En cualquier caso, este aparente silencio de los grandes modelos explicativos de la Historia ha sido aprovechado para el surgimiento de un nuevo tipo de utopías, las utopías conservadoras. Su caracter imaginativo, futurista y extrapolado, sin embargo, no resiste a la crítica, al tiempo que choca frontalmente con las tendencias más profundas de la realidad económica y social.
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