El contraste entre la hipótesis poética y la hipótesis redundante de la semiología de la publicidad conduce a una hipótesis pragmática: la publicidad ofrece la imagen de la normalidad, de la banalidad, y no es informativa ni deformativa, sino performativa.
La semiología de la publicidad oscila entre dos hipótesis contradictorias cuya contrastación puede ayudar a comprender algunos problemas centrales de la teoría de la comunicación en general y de la comunicación de masas en particular.
Según la primera de ellas, a la que nos referiremos como "hipótesis poética", la publicidad pertenece a las artes de creación y es una modalidad de "invención lírica" que "transforma los utensilios en significantes" mediante una "poética de la materia manufacturada" (Péninou, 1972). La suposición inversa, a la que llamaremos "hipótesis redundante", sostiene que no hay ‑en términos generales‑ creación publicitaria, pues "cada mensaje no hace más que repetir lo que el receptor ya esperaba y conocía" y, si nos persuade de que debemos desear ciertas cosas, es sólo "porque ya las deseábamos antes". De modo que, pese a las "ilusiones 'revolucionarias' del publicitario idealista" que cree trabajar "para modificar los sistemas perceptivos", el publicista "es hablado por su propio lenguaje" (Eco, 1968).
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