La "vieja" radio da muestras de gran vitalidad. Su asimilación de las innovaciones tecnológicas en el ámbito de la difusión y de la producción puede prestarle un nuevo impulso.
La radio ha demostrado su capacidad de adaptación al contexto social y tecnológico de cada momento a lo largo de su historia. Las innovaciones más espectaculares registradas en los últimos años en el campo de las tecnologías de la comunicación, pese a tener poca relación con la radio aparentemente, han potenciado a este medio que sabe tomar de cada una de ellas los elementos que le permiten mejorar sus funciones tradicionales como medio de comunicación de masas e introducirse en nuevos campos para suministrar nuevos servicios.
Las innovaciones tecnológicas más destacables afectan a dos ámbitos: 1) la alta frecuencia (equipos de emisión) y 2) la baja frecuencia (equipos de producción) que ya analizamos en otro trabajo publicado anteriormente al cual les remitimos (TELOS n.° 5, enero‑marzo de 1986).
En lo referente a los equipos de emisión, las tendencias que apuntábamos se han consolidado en los dos años trascurridos desde entonces y las mejoras en la calidad de sonido, el alcance de la transmisión, el número de canales disponibles, etc., son un hecho, imponiéndose progresivamente el uso de los satélites para la radiodifusión, no sólo en los Estados Unidos, sino en Europa, incrementándose también la distribución de señales radiofónicas por las redes de cable.
Por otro lado siguen los trabajos de europeos y japoneses a la búsqueda de un sistema de radiodifusión,numérica con un nivel de calidad sonora equiparable a la de los discos compactos de lectura por rayo láser, lo que mejorará notablemente los estándares de calidad existente en la FM y en las transmisiones por satélite.
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