Las actividades y el crecimiento del Grupo Bertelsmann en España sirven como muestra del comportamiento de las corporaciones transnacionales en nuestra industria cultural y nuestro sistema de comunicación.
os estudios sobre comunicación de masas en España desde una perspectiva sociológica, económica y política adolecen todavía de grandes lagunas. Una de ellas es la referida a los flujos transfronteras de capitales y de contenidos informativos y culturales. No sólo los que vienen a España desde los países centrales del sistema capitalista ‑fundamentalmente, claro está, de los Estados Unidos‑, sino los que desde España se dirigen hacia otros lugares, de manera particular ‑y actuando en estos casos como ex metrópolihacia su área de influencia histórica: América Latina.
En nuestro país se ha escrito poco sobre estos intercambios desiguales entre las naciones ricas y las pobres, a pesar del gran debate internacional sobre esta cuestión. Debate que ha quedado claramente definido en el Informe MacBride y que ha agudizado los enfrentamientos Este‑Oeste y Norte‑Sur en el campo cultural hasta el punto de provocar la retirada de los Estados Unidos, del Reino Unido y de Singapur del seno de la UNESCO en 1985.
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