Una perspectiva histórica permite ubicar las tecnologías, “clásicas” y “últimas”, verificar su relación con los cambios sociales y las transformaciones del Estado y del espacio público.
Antes de entrar al terreno “propio”, donde la relación tecnología/cultura puede hoy legitimar el más excluyente y exclusivo de los chantajes teóricos, permítanme nombrar el lugar desde el que hablo. Primero fue Mc Luhan confundiendo tecnologías y medios, luego los estructuralistas convirtiendo la cultura toda en comunicación (o al revés si prefieren) y finalmente los postmodernos desencantando lo poco que quedaba de sentido para quedarse sólo con información. Del lado Sur, del subdesarrollado sur, la comunicación aún anda sin embargo cargada de significación, enredada a la cultura, sobre todo a la cotidiana. De ahí que aún hablemos –anacrónicamente de tecnologías de comunicación, y no podamos hablar de ellas sin referirnos a los miedos y a las esperanzas de la gente, a los imaginarios colectivos y a los proyectos de sociedad.
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