La acelerada implantación de ordenadores para el trabajo y la enseñanza plantea importantes problemas psicológicos y sociales que están aún por resolver.
Durante los últimos cinco años, la difusión del ordenador personal (OP) ha aumentado rápidamente en los Estados Unidos. En la actualidad, los entornos domésticos, educativos y laborales. están experimentando la penetrante influencia del OP, provocada por el advenimiento, en la última década, del microordenador, que despertó la curiosidad del hombre de la calle. Effrem Sigel, presidente de “Communication Trends Inc.”, señaló que la aparición del ordenador personal había ampliado el número base de consumidores de ordenadores “de unos cuantos centenares de clientes en los años 50, hasta cientos de miles en los 70 y millones en la década de los 80”.
Al igual que la audiencia del ordenador ha adquirido algunas características del mercado de masas ‑al menos en cantidades brutas‑, la necesidad de técnicas de comunicación a gran escala ‑especialmente de anuncios, publicidad y promoción‑ ha aumentado en consonancia (1). También informó de que la publicidad de los OP supone más de la mitad de la publicidad total de ordenadores, y los 951 millones de dólares gastados en publicidad de OP en 1984 reflejan una variación del 332,3% con respecto a 1981. Además, los analistas piensan que el descenso de la industria de los ordenadores durante 1985 no es más que una pausa mientras los consumidores se sientan tranquilamente y analizan con exactitud lo que han comprado y qué pueden hacer con ello.
Mucha gente se dejó arrastrar por la moda que originó la insaciable demanda de ordenadores personales sin comprender totalmente lo que implicaba un OP, ni las repercusiones inherentes a la tecnología de última moda. Entre el constante bombardeo de los nuevos productos ofrecidos en el mercado y la creciente preocupación por los factores de estrés físico y mental, los consumidores de OP de EE.UU. se enfrentaron con un dilema mucho más difícil de lo que habían esperado.
Quizá aprovechando la presente tregua en la adquisición de ordenadores, un intervalo de reflexión proporcione una valoración más concienzuda de los problemas psicológicos y sociales que la nueva máquina informática ha introducido en la sociedad junto con los célebres coeficientes de eficiencia y ahorro de tiempo.
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