Las innovaciones tecnológicas que irrumpen constantemente en nuestra cotidianeidad están dando lugar a cambios, no por paulatinos y sin estridencias menos decisivos, en los modos de comportamiento social y en la actitud que ante el devenir vital adoptamos. Entre estas innovaciones la microelectrónica ocupa un lugar preeminente y ello no tanto por cómo la utilizamos los ciudadanos de a pie, sino por el uso de que de ella hacen los poderes establecidos y las organizaciones, de todo tipo, que contribuyen a configurar con sus acciones el universo social que nos rodea.
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