Los avances tecnológicos plantean numerosas transformaciones sociales y políticas. Pero, especialmente, conducen a un reinado en ascenso del poder de la imagen sobre la cultura, la política, el consumo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la economía norteamericana fue la primera del mundo en la que la parte de la fuerza de trabajo empleada en los servicios superó a la empleada en la producción. En 1958 la producción de conocimiento constituyó en aquel país ya casi el 29 por ciento del PNB, con una tasa de crecimiento mayor que la de los otros bienes y servicios. En 1971, más de la mitad de la fuerza de trabajo norteamericana estaba vinculada a las industrias del conocimiento, sector puntero que en 1984 contabilizaba ya un total de 213 millones de trabajadores. En tres décadas la economía norteamericana se había reestructurado drásticamente, en torno a lo que el general y presidente Eisenhower denominó en su discurso de despedida a la nación en 1961, el complejo industrial‑militar, cuya columna vertebral estaría formada por las industrias electrónica e informática.
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