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El Televideo, teletexto italiano, tiene previsto su despegue en el presente año. En 1984 se realizó un amplio muestreo entre familias y empresas y comenzó la experimentación abierta al público. Los resultados son representativos de las expectativas del público y de las potencialidades del nuevo medio.
En Italia, 1985 es el año decisivo para el televideo. En efecto, en este año el Ministerio de Comunicaciones debería considerar cerrada la fase experimental e iniciar oficialmente el servicio regular.
Decimos que debería, porque aunque el Comisionado Técnico Superior del Ministerio competente ha dado ya su aprobación, el funcionamiento con carácter oficial del televideo implica una revisión de los acuerdos entre el Estado y la RAI. Podría iniciarse una polémica en un bloque de decisiones mucho más amplio y que concierne a la redefinición de todo el conjunto del sistema radiotelevisivo italiano. Además, la actual convención, autorizando solamente a la RAI a que experimente con el televideo, deja una ventana abierta a las redes privadas que en más de una ocasión han demostrado estar interesadas en este tipo de servicios. En consecuencia, también con el televideo podría desencadenarse la batalla que existe hoy en día en el éter televisivo.
Mientras tanto, ha puesto una seria hipoteca sobre el televideo, acumulando al mismo tiempo experiencia y profesionalidad. Por lo que respecta a los resultados de esta experimentación (desde el 12 de enero de 1984 abierta a un pequeño sector y desde final de año abierta al público en general) aparece sin duda un cierto interés del público por el televideo. Lo que más atrae es la posibilidad de escoger y no estar sujeto a un horario.
El televideo, así se puede sintetizar el interés del público, da la sensación de poder recibir las informaciones apropiadas en el momento adecuado y sin necesidad de ponerse en alternativa directa con las transmisiones televisivas ya que el televideo puede ser recibido en sobreimpresión.
No obstante, ese período de prueba ha puesto de relieve los aspectos menos positivos del sistema. Lo que parece no gustar al público es la parte de documentación del televideo y las secciones del servicio, la bolsa, los horarios de trenes y de aviones, que no obstante cubren una parte considerable del menú. Aunque no se trata de secciones especializadas para la gente del mundo de los negocios.
Más bien parece que lo que aquí se ve claramente es la dificultad estructural del televideo. Las pocas páginas disponibles no consiguen profundizar ni en los servicios complejos como el horario de ferrocarriles, ni tampoco en una receta de cocina que raramente puede ser condensada en 24 líneas de 40 pulsaciones cada una. Las noticias, parecen ser la base de este nuevo servicio. La única novedad del televideo compatible con las características técnicas de la nueva tecnología.
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