Las incoherencias de la concepción dominante de “sociedad informática” y la propia evolución de las sociedades industrializadas muestran la necesidad de profundos cambios de enfoque. Se examinan asi las tendencias y la necesidad de una “sociedad discente”, basada en el aprendizaje permanente, en una ética ecologista y de autorrealización.
Durante la mayor parte de los 17 años que he dedicado a la investigación del futuro en el SRI International al servicio de una gran variedad de clientes de los sectores público y privado, se leyó y se oyó mucho sobre la futura “sociedad informática”. En todos los países industrializados del mundo se está produciendo un gran cambio que implica un desplazamiento del interés de la producción industrial al suministro de servicios e información. Hacia finales de la década de los setenta parecía evidente que, en una o dos décadas, los ordenadores y robots estarían en todas partes, y la gran mayoría de los trabajadores se dedicarían a actividades relacionadas con la generación y el tratamiento de la información. Las tecnologías informáticas serían una característica cada vez más habitual de los hogares, escuelas y centros de trabajo. El input de capital y el output de producto de la sociedad futura serían, cada vez en mayor medida, los conocimientos en sí y una serie de productos que llevan incorporado un elevado nivel de aquéllos (v.g., software para ordenadores, nuevas variedades y especies de organismos, instrumentos sofisticados y actividades de ocio de alta tecnología).
Y, sin embargo, no tardó en hacerse evidente que había algún error en esta concepción; por alguna razón, sus distintas partes no se avenían; faltaba algún elemento importante. El estudio de las tendencias existentes en este sentido traería indudablemente cambios importantes cuyas implicaciones todavía no se comprendían bien y estaban abiertas a debate. Según vayan apareciendo algunas de estas cuestiones en las páginas que siguen, veremos cómo la definición más extendida de “sociedad informática” deja muchas preguntas sin respuesta, y cómo otro concepto diferente pero relacionado con éste, el de la “sociedad discente”, podría acercarse mucho más al estado de cosas hacia el que parecemos dirigirnos.
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