El desfase entre la innovación tecnológica y el desarrollo de los usos sociales se comprueba también en la norma Andope. Una década después de su puesta a punto, comienzan a darse las condiciones de lanzamiento con apoyo del Estado. Antiope sigue ahora una lógica comercial en busca del equilibrio económico.
Mucho se ha hablado en Francia y en el extranjero con motivo de la experimentación en Vélizy del sistema de videografía conmutada (videotex), conocido comercialmente como Telétel. Esta telemática progresa: la Dirección General de Telecomunicaciones (DGT) vende diariamente cerca de dos mil terminales Minitel a los usuarios (profesionales o público en general). Existe, sin embargo, otra telemática: la videografía emitida (teletexto) ANTIOPE, que luego de una fase de experimentación y de tímidas aplicaciones, está en condiciones de lanzar numerosos servicios a una mayor audiencia.
El sistema ANTIOPE (1) consiste en hacer aparecer en la pantalla de un televisor ‑simultáneamente con el programa o en su lugar‑ informaciones normalmente invisibles, insertadas bajo la forma de impulsos codificados en la supresión de retícula, es decir, en una parte de la señal video no utilizada por la imagen. El receptor debe estar provisto de un decodificador y de un pequeño teclado de selección.
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