Se trata, pues, de la organización de una zona de "intersección de conjuntos" (se diría en matemáticas) en la que dos o más especies de animales, por la fuerza de la naturaleza, han sido determinadas a ponerse en
contacto. Su reunión histórica la realizan, a partir de sus propios paradigmas, por medio de sucesivas
operaciones sintagmáticas, las mismas que tienen sus particulares sintácticas y semánticas. "Instintivas, sólo
instintivas", seguramente se terminará insistiendo; pero ya sobre base de una certidumbre: que de estas
operaciones sintagmáticas sustentadas en los dispositivos instintivos de las especies, activados por siempre
peculiares sinergías, aparece sustantivizada, aunque con diversas morfologías, la comunicación.
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