En los años recientes y desde la década de los setenta ha sido frecuente en los círculos científicos que se manifieste la existencia de una crisis en las ciencias sociales, la cual ha tenido especial eco en la sociología, como lo demuestran autores de la talla de Gouldner cuando señala que la teoría funcionalista, así como la sociología académica, han entrado en una etapa inicial de crisis, situación similar por la que atraviesa el marxismo. Esta crisis no es, por supuesto, la "muerte del paciente", sino la de un sistema en crisis que puede convertirse con relativa rapidez en algo muy diferente de lo que ha sido; pues si bien los sistemas cambian siempre y de manera continua, dichos cambios no trastocan de manera significativa su andamiaje conceptual.
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